Generalmente los episodios de contingencia ambiental están asociados a variables climáticas y meteorológicas que condicionan la dispersión de contaminantes atmosféricos.
Casi todo el año, la Región Metropolitana presenta una inversión térmica de subsidencia, podría decirse que es similar a un techo o capa que impide la mezcla del aire inferior con el que está a más altura, lo que ocasiona condiciones desfavorables de ventilación.
Otro factor clave es la vaguada costera, que en términos simples es una onda de presión que se traslada desde el norte hacia la Región Metropolitana. Este fenómeno que tiene un sentido ciclónico, en una primera fase se observan vientos con un sentido noreste, propiciando la acumulación de contaminantes sobre Santiago, el aire se seca y la cuenca se calienta. Los vientos que trae la vaguada van de cordillera a mar y en una segunda fase, producto de las bajas presiones, el sentido de los vientos va de mar a cordillera. Una vez que la vaguada cruza hacia el sur, ingresa aire costero húmedo y brumoso, cargado de pequeñas gotitas de agua, que al igual que la contaminación, disminuye la visibilidad de la cuenca de Santiago, el cual renueva y limpia la atmósfera.
Otros factores meteorológicos que afectan la cuenca de Santiago son las dorsales cálidas, que son grandes masas de aire caliente que se desplazan en altura por Santiago que se asemejan a nubes que cruzan transversalmente Santiago. En tanto, las condiciones postfrontales son masas de aire de gran estabilidad que se originan una vez que la Región Metropolitana ha sido afectada por un frente de mal tiempo (mañanas frías y aumento de los índices). (Aquí más información)
|